Por las fechas de esta entrevista, el Defensor del Pueblo había realizado una pregunta en el Congreso de los Diputados sobre el precio de los abonos al Teatro Real, en Madrid, y el hecho de que, a principio de temporada, estaban ya asignadas la mayoría de las localidades a asociaciones y particulares, mermando significativamente la adquisición de entradas en taquilla por quien no perteneciera a estas “camarillas”.
Ello sugirió a Gergoris Sedundium Robdiani, Kang Long y Américo Virus una acción bassiana: acudir untados de mierda al Teatro Real, en Madrid, el día del estreno mundial de la ópera “Don Quijote”, de Cristóbal Halffter.
Vestidos con mono azul, cubiertos de mierda de vaca adquirida en las afueras de la ciudad y tocados con montera torera, nos pusimos en las puertas del teatro y, de esta guisa, dimos la mano a personalidades y público asistente. Mario Vargas Llosa, entre otras.
Cuando bajaron los de seguridad, a la pregunta de qué hacíamos, respondimos con un: “Queremos abonarnos al Teatro Real”. Y les explicamos nuestra motivación, lo que nos granjeó su empatía.
Entrevista a Leo Bassi
“Los payasos han sido siempre terroristas lúdicos”
Reivindica el humor y el asco para remover las conciencias. Sus acciones son tan variopintas como hacerse pasar por viceministro de la Risa de la Unión Europea en Uzbekistán, habilitar autobuses-discoteca en Dinamarca, comer mierda, hecho por el que el está vetado de por vida en el Lincoln Center de Nueva York, zambullirse en una piscina de "nocilla", intentar sabotear el programa "Gran Hermano", crear una liga antifútbol,... Actualmente encabeza una campaña contra los "pijos" cuya primera intervención ha sido rellenar hoyos de un campo de golf con mierda de cabra y es fundador del partido HC (Hasta los Cojones).
Llega con su pelliza gastada, nada que ver con el traje de chaqueta y corbata con que siempre actúa, los cincuenta años sin maquillar en la cara, y una voz queda y serena que contrasta con el tono iracundo que lo caracteriza sobre el escenario.
A alguien que acostumbra a comer mierda en sus espectáculos, ¿hay algo que le dé asco?
La ignorancia. Como la de los millones de personas que han visto "Operación Triunfo", aunque lo considero un poquito mejor que "Gran Hermano", que se queda por encima en el Olimpo de la mierda. Estos por lo menos cantan, aunque ¡qué tipo de canciones!,... y manipulados por unos directivos que se forran. Me da asco que la gente siga como corderos este tipo de propuestas.
¿Cómo llegó a su lema "en una sociedad absolutamente pija, dar asco es la forma más eficaz de oposición"?
El asco es un arma que los payasos han utilizado siempre, con actos como tirar pedos al público. Los niños lo aprenden pronto: se escupen unos a otros, se tiran pedos, cogen un trozo de mierda y se la tiran... Yo mismo, cuando tenía dos años, me comí una mierda, mi mierda. Llegó mi madre, me vio con la cara llena de mierda y se puso como una loca. Recuerdo que sentí cierto orgullo y satisfacción por haberle provocado esta reacción. Yo, una insignificancia, tenía poder sobre mi madre porque había hecho una cosa que no se podía hacer, pero que a mí no me costaba mucho hacerla. Era una cosa sencilla y muy eficaz para crear una reacción.
¿Y el humor?
El humor es el arma más letal que tiene el ser humano, mucho más que las bombas atómicas. En todo enfrentamiento humano, la mejor solución es intentar convencer a la gente de que tu punto de vista es el bueno, y qué puede ser mejor que hacerle reír contigo. Se ríen contigo y se ponen de tu lado. El bufón siempre utilizará esto como su manera de expresarse.
Ni el humor ni el asco parecen acabar con los problemas.
Es que no creo en las revoluciones. Los cambios en la humanidad se hacen en siglos y siglos. Eliminando cincuenta cien mil o un millón de vidas no vas a cambiar nada. Es una operación lenta. Tienes que tener la fuerza interior de creer en tus cosas y con el juego, el humor y la amistad, lentamente, puedes ir conquistando una cosa que a lo mejor no vas a ver en tu vida. He visto en mi vida injusticias tan grandes que entiendo que una persona pueda llegar a estar tan enfadada como para que mate a otra. Pero no creo que esa sea la solución. Es una reacción de perdedor, porque no va a cambiar nada. Una anécdota al respecto que me gusta mucho: el presidente Nixon, muy republicano y muy duro, en su primera visita a China, en la época en que todavía había enfrentamiento entre el Este y el Oeste, se entrevistó con el primer ministro chino, que se llamaba Zhou En Lai. Nixon empezó la conversación preguntándole qué opinaba de la revolución francesa. Era una manera de decir que la idea de América nacía de los derechos del hombre y de la revolución francesa. Y Zhou En Lai contestó una cosa que me encanta. Le dijo: "¿La revolución francesa? Es demasiado pronto para saber si tendrá éxito". Con esto demostraba al americano lo joven que era la historia de América y lo inconsistentes que eran doscientos años y pico frente a los cinco mil años de la historia china.
Hace unos años, en Filadelfia (Estados Unidos), no parecieron tomarse muy a broma sus gracias.
No. Estaba trabajando en un festival de teatro, todo el público era blanco y el setenta por ciento de la población era negra. Le dije al director del festival que me gustaría hacer un espectáculo en un barrio negro, gratis. Me llevaron a uno y me dejaron sólo. Llegaron miles de personas que nunca habían visto a un blanco en esa zona. Y menos haciendo el tonto a media noche. ¡Por fin estaba realizando mi sueño de poder trabajar ante negros! Duró diez minutos. Llegó un grupo de jóvenes y me dieron de hostias con palos, diciendo: "puta mierda de blanco", "¿qué coño estás haciendo aquí?", "este es nuestro barrio", "trabajas para la policía"... y yo, europeo inocente, intentado hacer mi buena acción... Me rompieron todas las costillas y me dejaron medio muerto. Una mujer me cogió en sus brazos y se enfrentó a ellos. En ese momento llegó la policía, todos blancos, con coches, sirenas y porras, y le dieron de hostias a la vieja que me había protegido.
¿Ha sido su peor momento?
Me han pegado en muchas ocasiones (enseña su dedo deformado de la mano izquierda) Estaba en Italia haciendo unos chistes y comiendo mierda, y se me acercó un tío: "no me gusta lo que estás haciendo". Decidí seguir con el espectáculo y me cogió el dedo: "si no te paras te voy a romper el dedo". No me paré y me dio la vuelta al dedo. Vi el dedo totalmente dado la vuelta, le mostré los dedos de la otra mano y le dije: "tengo más chistes". El tipo no se lo podía creer. Era como un oligofrénico, un ignorante y un facha. Al terminar la actuación me dice: "tú tienes cojones; te pago una cerveza". Y me fui con él, con el dedo dado la vuelta, a tomar una cerveza, mientras pensaba: "soy tonto: estoy aquí con este tío, que tendría que estar en la cárcel, con mi orgullo de haberle conquistado y de que me haya dicho "tú tienes cojones". Desde entonces tengo el dedo así, porque en el hospital no me lo pudieron poner recto.
¿Por qué abandonó sus intervenciones en televisión, en "Crónicas marcianas"?
Por la naturaleza misma del medio. ¿Para qué sirve mantener a la gente frente al televisor durante cuatro horas y media? Se habla de televisión basura, pero ojalá que siga así, porque si son cuatro horas y media con basura, imaginemos cuánto tiempo sería si fuera buena. Más y más gente pasa todo su día laboral delante de la pantalla del ordenador y luego llega casa y se tumba delante de otro monitor. La mente humana no está hecha para mirar pantallas. Nuestro cuerpo está todavía hecho para ser cazador neolítico. Tenemos uñas para rascar los árboles y coger plantas, nariz para oler la mierda de otros animales animal y saber dónde están,... y, de repente, en pocos años, pasamos a estar doce horas delante de una pantalla. Esto es nefasto para el ser humano. Noto la diferencia porque viajo mucho y ves que la gente que no pasa ese tiempo delante de pantallas, en el tercer mundo, es más viva, te hace muchas más preguntas, los niños parecen más inteligentes y más curiosos, y hay más contacto humano. En cuanto llega la televisión, la gente se vuelve más apática. Yo tengo miedo de que la televisión haya hecho a la gente apática. Con la televisión tienes la impresión de que no puedes actuar sobre la realidad, porque la realidad está en una caja, y tú no puedes controlar esta caja. Por eso me he replanteado todo el discurso del trabajo en televisión.
¿Le llegaron a censurar en el medio televisivo?
Muchas veces. Por ejemplo, no me gustaba nada el uso de la palabra Picasso para un coche que la compañía Citröen sacó hace año y medio. Picasso era un anarquista, un comunista, con todos sus defectos, pero con una enorme creatividad. Traté de traducir este enfado en "Crónicas marcianas". Mi idea era sacar al plató un coche viejo, destrozarlo en dos minutos con una motosierra y hacerlo cubista: poner todas la ruedas en un lado, el techo en otro, y transformar ese coche en una visión mucho más cercana a lo que podía ser el concepto de coche de Picasso. Me dijeron: "Leo, esto no lo puedes hacer porque se va a enfadar Citröen". Respondí: "ellos también me han enfadado a mí, porque Picasso forma parte del patrimonio mundial. Además, Citröen no es un anunciante de 'Crónicas marcianas'". Y me dice: "no lo es, pero un día podría serlo".
¿La publicidad es actualmente el primer poder?
Siempre que el bufón toca algo y le censuran es porque está tocando el poder de verdad. Y si el bufón puede bromear sobre una cosa significa que el poder ya no está ahí. Los guiñoles de Canal Plus pueden burlarse de todos los políticos y no pasa nada. En "Caiga quien caiga", lo mismo, les dan las gafas y entran en el juego. Pero ningún guiñol se va a burlar de la Coca Cola, de McDonalds o de Telefónica, porque le viene un pleito al instante. ¿Dónde está el muñeco de Polanco? O de la gente que controla los grandes medios de comunicación. Ellos no tienen muñecos. Es grave, porque, hoy día, nuestras vidas están mucho más controladas por las marcas, y por las multinacionales que hay detrás- basta dirigir la vista hacia cualquier lado-, que por los políticos. Un cómico tendría que poder burlarse de la cosas, como los bufones han hecho siempre, pero ahora se encuentra censurado en la plaza pública electrónica, que es la televisión, y no puede hablar de la cosa que más nos condiciona.
Entre sus últimas acciones está la que recoge en su vídeo en un campo de golf en Mallorca.
El vídeo muestra una acción que se podía describir como de antiglobalización. Es un ataque a un campo de golf en plan broma y divertido, rellenando con mierda de cabra un hoyo del campo, pero con un fondo que para mí es serio. El golf es un símbolo de un estilo de vida que yo odio: el de los pijos, que es el que está detrás del modelo americano. Veo el campo de golf como una invasión ecológica. En el norte de España puede que sea diferente, porque hay agua y es verde, pero en Italia o en el Mediterráneo, donde vivo, nunca ha existido un césped. Es una planta que no tiene nada que ver con esa vegetación, un insulto a la misma.
¿Por qué el vídeo sigue inédito?
Nadie lo ha querido comercializar porque le puse el título de "Terrorismo lúdico", y después del 11 de septiembre, eso es difícil a vender. Los payasos han sido siempre terroristas lúdicos. Una escena clásica es la del payaso que llega con enorme martillo y da una hostia al director del circo. Esto transforma en broma, en juego, las ganas agresivas inherentes que tenemos siempre. Al niño le gusta ver que un payaso le da una hostia al otro payaso. Y el niño nunca va a pensar que el otro payaso se va a morir, porque es un juego, pero la hostia le llena de satisfacción.
En sus espectáculos hace proselitismo de su ateísmo militante.
No necesitamos ni Dios ni diablo. Me gusta más la libertad de cada uno enfrentándose con la propia responsabilidad de la muerte y de tener los cojones lo bastante cuadrados como para llegar a esperar el momento y, cuando llega, enfrentarlo con gran dignidad sabiendo que detrás hay el vacío absurdo. Es una idea fantástica. La idea de que hay otra entidad que te salva en el último momento a mí me quita toda la sal de la vida. Que hay un "replay" o que vuelves atrás, o los indios, que están muy convencidos de la reencarnación, para mí es echar a perder todo el juego.
¿Se deberían crear escuelas de ateísmo?
Ya las ha habido. Durante cientos de años, en la Antigüedad, antes del cristianismo, el epicureísmo era una de las grandes escuelas filosóficas. El pensamiento epicúreo dice que la muerte es el final de todo, que no hay otra cosa detrás y que lo importante en la vida es la amistad entre las personas, amarse, tolerarse, disfrutar y tener la fuerza de enfrentarte a tu propio destino sin ningún otro apoyo o razón de existir que el hecho de estar con otras personas. A mis hijos he tratado de enseñarles estas ideas.
En la actualidad participa activamente a favor de la paz en Oriente Próximo. ¿Cuál es su opinión sobre este conflicto?
Una sociedad muy desarrollada como la israelí, muy conectada con la sociedad americana, está machacando y robando tierras a pueblos que han salido hace solo dos generaciones de ser nómadas. Es totalmente injusto. Me gustaría despertar un movimiento de opinión contra Israel. Me pregunto incluso si están perdiendo la legitimidad misma de tener un Estado. Quiero ir a la embajada israelí y hacer cosas que tengan humor, que no sean agresiones, pero que despierten la atención de este mundo apático europeo sobre lo que está pasado. Que los israelíes que vengan aquí no se encuentren complacidos. No se trata de darles de hostias, pero de sí mirarlos a los ojos con desprecio.
Conoció a Ariel Sharon hace treinta años, actuando en la base de la que era comandante. ¿Qué opina de él?
Sharon vive en la Biblia. En las conversaciones en las bases militares israelíes están hablando siempre de Josué, del combate entre judíos y filisteos, de Sansón, de Abraham,... Y tú dices: "pero, un momento, si de eso hace tres mil años". Y te están hablando como si fuera hoy, con plena seguridad de qué es el bien y qué es el mal. Ellos son los elegidos de Dios y los demás son unos hijos de puta. Si no nos atacan, no vamos a atacar, pero si nos atacan, vamos a matar. Y Sharon es así. También es muy valiente, como no se puede usted imaginar. Los israelíes fueron corderos durante la segunda guerra mundial, no se defendieron de los alemanes, y dicen: "eso, nunca más". Ahora los judíos están utilizando a los americanos. Los americanos son tontos. No han viajado, saben muy poco de la realidad y son víctimas de tres generaciones de apatía de la televisión. Bush piensa como si viviera en un anuncio publicitario: están los buenos y los malos, y hay que trabajar mucho para estar muy alegre. Los judíos son mucho más inteligentes. Pero viven en la Biblia.
Hace unos años creó un partido político, HC (Hasta los cojones). ¿Se presentará alguna vez a las elecciones?
Es uno de los grandísimos dilemas del payaso porque, finalmente, nuestro papel es el de ser opositores. Si me presento a las elecciones y en vez de ser payaso me dedico a la política, me encontraría un día con un payaso que se burlara de mí, y esto no le sentaría bien a mi orgullo. Por ello creo que mi papel es el de ser un granito de arena en el sistema, y no el de llegar a ser sistema. Creo que nunca me presentaré a unas elecciones.
Viene de familia
Leo Bassi es el último de una larga tradición familiar de payasos que se remonta a mediados del siglo XIX. Seis generaciones atrás, uno de sus antepasados, Giovanni Bassi, luchó junto a Garibaldi y luego montó uno de los primeros circos modernos de la Toscana. Su padre, Leo Bassi senior, trabajó junto a Groucho Marx, el Gordo y el Flaco o Louis Armstrong. Tenía un número en el espectáculo en el que iba a participar el músico estadounidense Glenn Miller, en el Olympia de París, el día en que su avión fue abatido por las tropas alemanas, en 1944.
Leo se siente orgulloso de que su familia haya mantenido esta visión lúdica del mundo, y de que no se haya perdido con los cambios radicales que ha atravesado la sociedad en esos años. Sobre si sus hijos seguirán la línea familiar de bufones, reconoce que, de momento, "están descubriendo su propia vida y eso está bien". Fue un poco lo que le pasó a él. "Yo me rebelé contra mi padre cuando me propuso seguir con la tradición del circo como payaso, algo que hace treinta años encontraba horroroso. Mis hijos se están rebelando contra mí y creo que está muy bien. Sería trágico que se pudieran convertir en Leos Bassi en pequeño".
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