Adaptado, principalmente, del libro Locución radiofónica, de Emma Rodero. (IORTV, 2003)
(Clicar aquí para ver pdf con el texto)
La locución rádiofónica no abarca, obviamente, todas las técnicas de lectura en voz alta. Pero sí buena parte de ellas. Y, en este sentido, su conocimiento básico puede ser una buena forma de iniciación.
Puede ser útil pedir al niño, en primer lugar, que lea el texto en voz baja. De esta forma se familiariza con él, con las palabras difíciles del mismo -que debe asegurarse de que las comprende- así como con la intención del texto y su tono emocional.
Otra buena estrategia es que el niño pueda escuchar su propia lectura y confirmar él mismo su progreso. Para ello, es útil grabarle la lectura de 1-3 párrafos, por ejemplo, antes de corregirle. Que se escuche a sí mismo y, una vez hechas las correcciones, volver a grabarle y que se dé cuenta de la mejora.
Para que mejore la lectura inicial, le pedimos al niño (y supervisamos y corregimos) que seleccione en cada frase:
1) dónde haría una pausa (no solo las indicadas ortográficamente por comas, puntos,...; sino también algunas más breves).
2) la entonación al final de cada pausa seleccionada.
3) las palabras en las que podría hacer más énfasis y por qué.
4) las posibles variaciones de ritmo. (Aunque esto ya es para nota y según la fase de aprendizaje y la edad)
Es decir:
1) Lectura del texto en voz baja para su comprensión.
2) Lectura inicial grabada. El niño escucha la lectura inicial.
3) Correcciones.
4) Segunda lectura grabada. El niño escucha cómo ha mejorado.
Al principio, y según la edad, puede ser oportuno que las frases no sean muy complejas o largas, de modo que le sea más fácil aprender a tomar decisiones sobre pausas, entonación, énfasis y ritmo.
En este recurso he incluido uno o dos ejercicios de cada rasgo de la prosodia. Pero, en los libros citados en la bibliografía final, se incluyen muchos más. Y es conveniente adaptar ejemplos y ejercicios al mundo, entorno y vocabulario de los alumnos.
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La locución rádiofónica no abarca, obviamente, todas las técnicas de lectura en voz alta. Pero sí buena parte de ellas. Y, en este sentido, su conocimiento básico puede ser una buena forma de iniciación.
Puede ser útil pedir al niño, en primer lugar, que lea el texto en voz baja. De esta forma se familiariza con él, con las palabras difíciles del mismo -que debe asegurarse de que las comprende- así como con la intención del texto y su tono emocional.
Otra buena estrategia es que el niño pueda escuchar su propia lectura y confirmar él mismo su progreso. Para ello, es útil grabarle la lectura de 1-3 párrafos, por ejemplo, antes de corregirle. Que se escuche a sí mismo y, una vez hechas las correcciones, volver a grabarle y que se dé cuenta de la mejora.
Para que mejore la lectura inicial, le pedimos al niño (y supervisamos y corregimos) que seleccione en cada frase:
1) dónde haría una pausa (no solo las indicadas ortográficamente por comas, puntos,...; sino también algunas más breves).
2) la entonación al final de cada pausa seleccionada.
3) las palabras en las que podría hacer más énfasis y por qué.
4) las posibles variaciones de ritmo. (Aunque esto ya es para nota y según la fase de aprendizaje y la edad)
Es decir:
1) Lectura del texto en voz baja para su comprensión.
2) Lectura inicial grabada. El niño escucha la lectura inicial.
3) Correcciones.
4) Segunda lectura grabada. El niño escucha cómo ha mejorado.
Al principio, y según la edad, puede ser oportuno que las frases no sean muy complejas o largas, de modo que le sea más fácil aprender a tomar decisiones sobre pausas, entonación, énfasis y ritmo.
En este recurso he incluido uno o dos ejercicios de cada rasgo de la prosodia. Pero, en los libros citados en la bibliografía final, se incluyen muchos más. Y es conveniente adaptar ejemplos y ejercicios al mundo, entorno y vocabulario de los alumnos.
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